El odontólogo generalista, además de asumir un gran número de competencias: extracciones, empastes, prótesis fija y removible – la mayor parte de las que se realizan en una clínica dental – tiene también la capacidad de decidir cuándo un caso es conveniente derivarlo a un especialista.
El mejor punto de partida para lograr el éxito de un tratamiento es un buen diagnostico y eso suele ser obra del odontólogo general.
Saber escuchar e interpretar aquello que expresa el paciente es haber empezado ya a tratarlo. Todo resulta relevante.